miércoles, 10 de agosto de 2016

Presenciar un suicidio: ¿hacer o no hacer algo al respecto?

Tranquilidad, que no he muerto (ni tampoco he abandonado el blog). Simplemente he conseguido trabajo de camarera en Gales y me está chupando la vida (y las ganas de vivir y la poca fe que tengo en la humanidad). No tengo tiempo para leer, y si lo tengo, me quedo sopa después de una página y media. Otro día hago una entrada hablando de lo fantásticos que son los clientes galeses/ingleses (podría escribir un libro entero impregnado de mucho odio sobre este tema, pero os tendréis que conformar con una entrada).

Hoy no venía a hablaros de eso, sino de que hace un par de semanas vi a un tío que se intentó suicidar delante de mis narices (lo de intentó está bien puesto, porque no lo consiguió), y llevo dándole vueltas desde entonces. Sus cuento.

El restaurante en el que yo trabajo está al lado de un puente y de la marina (la ciudad tiene playa). No es muy alto, la verdad, pero creo que bastante gente ha probado a matarse tirándose por ahí porque suele haber flores en él todas las semanas. Tengo que cruzarlo todos los días para ir y venir del trabajo. 

Esa noche salí del trabajo como siempre, a mi bola, pensando en mi cosas. Vi una pareja discutiendo llegando al puente, los adelante y noté a lo lejos a una persona en medio del puente mirando al infinito. Me extrañé porque esa noche hacía aire y fresco como para estar parado en mitad de un puente admirando la vida, pero no le di importancia (porque cosas más raras se han visto). Conforme me acercaba a él, me fijé en que no estaba en mi lado de la baranda, sino al otro lado y me paré. "¿No me jodas que va a saltar el gilipollas éste?", pensé. "¿Me espero a que se tire o sigo andando?". 

Al final decidí seguir andando, para comprobar si pasaba de mí (y ver si yo podía pasar de largo) o si saltaba. Pues, en cuanto me vio por el rabillo del ojo, saltó. Me cagué en su puta madre. Mi segunda reacción fue pensar que era una broma para Youtube, así que me acerqué a la barandilla dudando y pensando que alguien estaría ya rescatándolo y riéndose de mi cara. Pues no. 

¿Qué se hace cuando alguien se intenta suicidar delante de tus narices? ¿Lo dejas que siga su camino o buscas ayuda para evitar que palme? Yo tuve un momento de indecisión, de "¿llamo a la policía?" ("no, no tengo ganas de explicarme en inglés y ni siquiera sé el nombre del puente"), de "¿dejo que sus deseos se hagan realidad y que palme de una hipotermia?" ("no, hay testigos, tía"). Al final salí corriendo de vuelta al restaurante, que esa noche los planetas estaban alineados y los cuatro managers estaban allí. Ellos llamaron a la policía y buscaron los salvavidas que hay al lado del río para lanzárselos al gilipollas suicida (una compañera de trabajo que salió un minuto después de mí, quería tirarse al río a salvarlo y la tuve que persuadir de que no, que fijo que acababa palmando ella en vez del otro).

Mientras esperábamos a que viniese la policía y los guardacostas, el suicida se fue nadando hasta los barcos (donde la policía lo acabó rescatando cuando llegó). Me hizo gracia que todo el mundo me mirase con cara de preocupación para preguntarme que si yo estaba bien (tuve la grandísima suerte de ser la única que presenció el gran salto y a la que la policía le tomó los datos mientras me preguntaban que si lo conocía o si había visto a alguien empujarle ojalá). Probablemente mis managers se pensaron que no estoy bien de la cabeza porque a mí toda la escena me hacía mucha gracia y me resbalaba si el tío se moría o no. 
Recreación de los hechos.
Ese tío no saltó para suicidarse, sino para llamar la atención. Si te quieres matar, no saltas delante de público que pueda salvarte (vas al puente a las cuatro de la mañana, cuando no pasa nadie). Y si tienes pensado matarte, no dejas tus gafas, tarjetas de crédito, iPhone y Apple Watch en el puente para que no se mojen. También tengo la teoría de que mandó un mensaje de despedida/socorro o algo porque, mientras estábamos esperando a que llegase la policía, un amigo le llamó al móvil. No creo que fuese coincidencia.

Le llevo dando vueltas desde ese día, no tanto a porqué saltó (porque me da igual, sus razones tendrá, a mí me parece muy respetable que la gente se quiera suicidar; respeto menos la gente que simula que se suicida para llamar la atención de la gente de su entorno y nos fastidia a gente que no pinchamos ni cortamos nada en su vida) sino a mi reacción egoísta. A ese momento de "puf, qué molestia salvarle la vida ahora al gilipollas éste". A ese momento de duda de "¿lo dejo que se muera porque es lo que desea o le ayudo porque él supuestamente no sabe lo que quiere y la muerte no es la salida?". 

¿Qué se hace en un momento así? 

¿Qué habríais hecho vosotros/as? 

Yo sigo confusa.