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martes, 19 de mayo de 2015

"Vampire Kisses", de Ellen Schreiber

3 - Entretenido
¿Veis la portada tan preciosa americana? Con su noche estrellada, su mansión, su mano proporcionada, su uña negra... Pues no veáis la española, que parece que la dibujé yo con 15 años (hostias, es que, qué mal, que forma de joder lo que ya estaba bien).

No es la primera vez que leo Vampire Kisses (o Besos de Vampiro, como queráis). Me lo regaló mi madre por mi cumpleaños hace la pera y la verdad es que de primeras me gustó bastante. La última parte me dejaba un noséqué, como de que no terminaba de ser un libro redondo, pero me hacía reír así que lo tenía guardado como oro en paño. Hasta que hace un par de semanas me dio por releerlo.
Quien dice un par de semanas dice un mes...
La primera mitad de la novela me sigue gustando. Raven, la protagonista, me hace un montón de gracia con su obsesión por el negro y los vampiros, con su crítica a su pueblo y sus gentes (al conformismo), con su lucha de poder contra el chico de oro del instituto. ¿Es un cliché? Sí, pero al menos lo lleva con gracia SPOILER y gracias a Dios no cae rendida en sus brazos en ningún momento, es más, lo humilla constantemente para su desesperación y mi alegría FIN SPOILER. Y lo mejor de todo es que no hay ninguna animadora rubia malota que le haga bulling porque sí (bueno, en verdad se lo hace el tío bueno del instituto, por aquello de "los que se pelean se desean", pero menos mal que Raven no le desea, sino esto sería After con vampiros).

El problema de este libro es cuando aparece el interés amoroso de Raven. De repente, las cosas van excesivamente rápidas (y por 12€ que me costó en su día podría ser más largo, cojones). En serio, instalove de manual, joder.
Si el libro fuese sobre la rarita de Raven lidiando con la gente de su pueblo, de verdad que el libro merecería la pena y todo sería alegría y jolgorio durante su lectura, pero no, hay que meter vampiros porque estamos en el nuevo milenio y es lo que lleva (ya llegará el tiempo de las distopías idiotas dentro de diez años). Y ahí es donde la autora la caga estrepitosamente. Lo sobrenatural (bueno, en verdad te deja todo el rato con la duda de si es sobrenatural o si Raven se lo imagina gracias al montón de pájaros que tiene en la cabeza, pero las sinopsis de los libros te resuelven la duda) parece metido con calzador. Muy forzado y rápido. Rápido de cojones. No sé si es porque la protagonista ya está predispuesta a enamorarse de su ideal romántico y sólo hace falta una persona que lo represente para que caiga rendida en sus brazos, o si fue una treta por parte de la autora para reírse de la literatura juvenil sobrenatural llena de instalove. Yo me inclino por mi primera teoría, pero por las noches me acuesto pensando muy fuerte en la segunda para no sentirme mal conmigo misma por leer libros así.
Mis lecturas no son un ejemplo a seguir. Sólo hay que ver cuáles son mis entradas más famosas del blog...
La verdad es que para una tarde de verano que quieras leer algo ligero y reírte un poco, está bien (ya os digo que en principio a mí el libro me gusta, es entretenido). El problema es que empieza prometiendo mucho y luego se queda en agua de borrajas. Quería leerme los dos siguientes que publicó la Nabla Ediciones en España (porque aunque la saga en inglés sea de nueve libros, aquí, como siempre, la han abandonado), Kissing Coffins y Vampireville, pero no sé. ¿Y si son igual de insulsos que la segunda parte del libro? No sé si podría lidiar con la decepción... Además, doce euros por menos de 200 páginas me parece un robo (prefiero gastarme el dinero en chocolate, que fijo que al menos me dura más en las células adiposas).